Si John Galliano es un híbrido entre genio y excéntrico. Entre cuerdo y loco. Entre sagaz y locuaz y entre petimetre e idiota. John Galliano también es un híbrido entre inglés, español y francés. Es un hibrído entre reinas, fulanas y burguesas. Entre esposas de y madres trabajadoras. Entre el demi monde y la nobleza. Ah, y el populacho. Es un hibrído entre la femineidad y la masculinidad. Entre los sueños y la realidad. Entre las valkirias y las amazonas. Un híbrido entre las ninfas y las prostitutas. Entre el lirismo y lo prosaico. Entre las diosas griegas y las estatuas pétreas del Louvre. Entre África y sus cacerías y el demi monde y las queridas que se pasean como voyeurs por la jungla para adornar con cabezas de tigre el puesto del marido. De otra, ya me entienden. Masais o damas del renacimiento. Una África renacentista y exagerada como una gacela apresada en una jaula con la promesa de crecer. Una aborigen, una nativa o una idiota. Las prostitutas de Londres ocupan los bancos de los enamorados. Para “pasar un buen rato, marinero”. De luces, marinero. Aunque también es un híbrido entre la señora respetable y la prostituta de alto nivel. Ya se sabe que en el franquismo la letra de “apoyao en el quicio de la mancebía” se trasladó a “la casa mía” y la prostituta a una ama de casa. Lo cual es, cuando menos, curioso. También hay actrices y cantantes. O las dos cosas. Damas de ópera, Marías, DuBarrys y coristas… Y burgesas desaforadas. Y nuevas ricas. Y exageradas. Y encorsetadas. Y en el banquillo. Aunque hay damas que no son híbrido más que de decencia y elegancia. Severidad, austeridad y plenitud en la decadencia de un mundo a punto de destruirse. Y hay brujas y ninfas. Y vampiresas y burguesas sedientas de sangre. Y también hay hadas madrinas y princesas. Hijas de la Gran Bretaña….